Hoy me gustaría hablar de el mandala como herramienta en la sala de psicomotricidad, ya que creo que en determinados momentos nos puede resultar muy útil a los psicomotricistas.
Para empezar, me gustaría explicar lo que es la Psicomotricidad Vivenciada para todos los que no sepan exactamente en qué consiste y como se trabaja.
Se podría definir la psicomotricidad como el desarrollo integral del niño y como una visión del niño desde la globalidad.
Para poder comprender mejor el concepto de Psicomotricidad es necesario percibir
a la persona como una unidad, cuya actividad está compuesta por
diferentes sistemas (neurofisiológicos, psicológicos y sociales) que se
relacionan entre sí. Mediante la Psicomotricidad vamos a poder dar
significado a todo lo que nuestro cuerpo y movimiento generan.
Podríamos
entonces decir, que la Psicomotricidad permite que a través del cuerpo
y el movimento y desde una perspectiva integradora y global,
manifestemos nuestros deseos, motivaciones, carencias, emociones, etc..
Para
entender un poco mejor el concepto de Psicomotricidad, explicaré en qué
consiste la metodología de la Psicomotricidad vivenciada, la estructura
de las sesiones y las funciones que tiene el psicomotricista dentro de
la sala. A partir de ahora, cuando hable de Psicomotricidad, me estaré
refiriendo a Terapia psicomotriz, no a reeducación
psicomotriz ni a Psicomotricidad en el ámbito educativo, ya que mi
experiencia con mandalas se limita a la Psicomotricidad Terapeútica.
La metodología empleada en la psicomotricidad vivenciada es la siguiente:
- Entrevista inicial con los padres para un intercambio de información general del niño y establecer un contacto previo.
- Establecimiento de objetivos de la intervención en función de una valoración psicomotriz individualizada que se entregará a los padres tras las 8 primeras sesiones de psicomotricidad, donde se observa la actividad espontánea del niño.
- Escucha activa de las necesidades y potencialidades del niño.
- Respeto de las particularidades del niño, de su ritmo de desarrollo y evolución. Cada persona solo puede aprender si aquello que experimenta puede hacerlo suyo, si puede explorarlo , manipularlo, sentirlo e integrarlo en su ser.
- Perspectiva integradora de la persona que observa al ser humano desde la globalidad. La psicomotricidad pretende favorecer las potencialidades del individuo desde su desarrollo motriz.
- Contacto permanente con los padres para intercambiar impresiones en cuanto a la evolución del niño y conocer como actúa fuera de la sala de psicomotricidad.
La estructura de una sesión de psicomotricidad es la siguiente:
- Rueda inicial o de entrada: Nos quitamos los zapatos, nos saludamos y nos contamos lo que ha ocurrido desde la última vez que nos vimos. Recordamos las normas en la sala, si las hubiese.
- Desarrollo de la sesión: Sería la sesión de psicomotricidad propiamente dicha, en la que el psicomotricista trabaja con el niño los objetivos que se ha planteado para la intervención.
- Rueda de salida: Constituye la finalización del tiempo de la sesión, se recogen todos los materiales y hacemos un resumen de lo que hemos hecho. Podemos concluir contando un cuento, cantando una canción, haciendo un dibujo o incluso un masaje. Antes de irnos nos despedimos hasta la próxima sesión.
Funciones del psicomotricista
-Dar seguridad: Esto se
produce estando cerca de el niño, mostrándote tranquilo, etc.
Seguridad física: por ejemplo poner
una colchoneta debajo de alguno que vaya a saltar
Seguridad y confianza: que es la
generada por el psicomotricista
En la sala de psicomotricidad es
importante que tengamos en cuenta que cuando un niño agrede es
porque se siente agredido.
-Dar confianza
-Dar protección: no
sobreprotegerle
-Escuchar: pero que se
trate de una escucha activa, es decir, hacer algo para dar respuesta
a lo que escucho. Hay que escuchar lo verbal y lo no verbal.
Las hipótesis que nos generamos como
psicomotricistas, son la realidad palpable y científica de que
escuchamos al niño.
-Asegurarnos o intentar que el
niño realice y concluya sus discursos (acciones): se puede
provocar que lo empiece y provocar que permanezca. Hay que ayudarles
si es necesario a que concluya el discurso (acción).
-Figura de apego: Es
necesario generar un mínimo apego, sobre todo en terapia
-Favorecer e juego sensoriomotor:
Ya con la exploración se inicia el juego sensoriomotor, porque este
juego es el principio de todo el desarrollo del niño. Además es
algo que siempre necesitan las personas, ya que, somos el único
animal que juega durante toda su vida.
-Acompañante simbólico del
niño: El psicomotricista no es solo un profe para el niño,
también le sirve para simbolizar todo lo que significa ser adulto.
Por ejemplo ,si en la sala te piden que seas un animal le tienes que
decir que no, pero si te piden que seas un papa o una mamá puedes
acompañarles en el juego.Esto le sirve para sacar diferentes
simbolizaciones.
En todo esto es muy importante que yo
sepa muy bien de que va el juego y como puede evolucionar.
-Otorgarle un espacio:
una de las primeras cosas que tiene que hacer el psicomotricista es
darle un espacio y a partir de ahí ayudar al niño a que lo haga
suyo.
-Controlar el tiempo: Es
el que establece los tiempos de la sesión.
-La autoridad en la sala: el psicomotricista es el que pone los límites, consensuando las normas.
¿CUÁNDO PODRÍAMOS EMPLEAR EL MANDALA EN PSICOMOTRICIDAD?
La
verdad es que creo que depende del criterio de cada profesional. En mi
caso, yo siempre lo he utilizado en la rueda de salida, antes de hacer
un resumen de lo que hemos hecho durante la sesión y de contar cómo nos
hemos sentido, ya que, creo que el mandala es un buen vehículo para
ayudar al niño a expresar sus emociones.
No
sé que resultado podría darnos utilizar el mandala en la rueda de
entrada o durante el desarrollo de la sesión, pero supongo que
dependiendo de los objetivos de intervención que nos hayamos planteado
puede funcionarnos bien. Aunque, durante el desarrollo de la sesión es
muy importante tener en cuanta el deseo del niño, con lo cual, no
debemos imponerle el coloreado de mandalas como actividad.
Si
tenemos intención de que el niño realice esta actividad durante la
sesión, yo colocaría los mandalas en un rincón de la sala junto a las
pinturas, para que el niño lo tenga a su alcance. Y sólo si el niño comienza a explorar las pinturas y a interesarse por los mandalas manifestando el deseo de trabajar con ellos, los utilizaría.
MI EXPERIENCIA CON LOS MANDALAS EN PSICOMOTRICIDAD.
He
de decir que la experiencia que he tenido con los mandalas en la sala
de psicomotricidad ha sido muy positiva. Creo que es un buen vehículo
para reforzar el vínculo entre el niño y el psicomotricista si se
trabaja sobre el mismo mandala. Además, si durante la sesión se ha
experimentado una actividad motora muy intensa y el niño tiene el tono
muscular muy alto, el mandala puede contribuir a que el niño se relaje y
baje su tono muscular.
Eso
sí, es muy importante en psicomotricidad vivenciada NO IMPONER esta
actividad, tenemos que respetar los deseos del niño. El mandala siempre
tiene que ser una alternativa, no una obligación. Si el niño prefiere
elaborar su propio dibujo, leer un cuento, un masaje o recrear lo que ha
estado haciendo durante la sesión tenemos que tener en cuenta sus
necesidades y respetarlo.
Espero que este post os resulte interesante. Por favor, dejadme vuestros comentarios y sugerencias, no hace falta registrarse.
Un saludo y hasta el próximo post!!